Columna

Manejo de las fuentes de estrés:

Algunas consideraciones básicas para el transporte seguro de peces

Protocolos, ayuno y comunicación eficiente son algunos de los aspectos fundamentales para el bienestar de la producción.
Peces.jpg

Sin lugar a dudas, el mayor desafío en cualquier transporte terrestre o marítimo de peces es minimizar la cantidad de estrés que se ejerce sobre ellos, el cual puede ser causado por condiciones biológicas, químicas, físicas o una combinación de ellas. Muchas fuentes de estrés durante el transporte pueden ser inevitables. Sin embargo, éstas siempre pueden minimizarse siguiendo buenos procedimientos previos de manejos, transporte, descarga y post descarga de los peces. Adicionalmente, el diseño adecuado y la correcta operación del vehículo de transporte pueden también reducir muchos factores estresores.

Una de las primeras medidas previas es la implementación de un ayuno adecuado, que asegure que los peces estarán disponibles con su aparato digestivo libre de alimentos y/o fecas, lo que garantizará un agua con menos sólidos en suspensión que pudiesen dañar las branquias, además de disminuir el riesgo de deterioro químico del agua por la acumulación de desechos nitrogenados que eventualmente se vuelven tóxicos. Aun cuando existen agentes químicos para neutralizar el amonio disuelto en el agua, dicha práctica se utiliza con frecuencia cuando están involucrados pequeños volúmenes de agua en el transporte. Dependiendo de la temperatura del agua de cultivo previo al traslado y del tamaño de los peces, el ayuno tiende a realizarse por 48 a 96 horas antes del transporte.

Carga wellboat.jpg

La fluida comunicación entre el despachador de los peces y el transportista es fundamental para una coordinación eficiente y segura del manejo previo de ellos y del inicio de la carga, pues existe abundante información científica que confirma que el mayor nivel de estrés ocurre durante los prolongados confinamientos a alta densidad de los peces previo a la carga en los cortes de las mallas de cultivo que los contienen, mucho más allá que el transporte mismo. El estrés asociado con la captura física y el manejo previo de los peces a menudo se pasa por alto debido a las preparaciones para el transporte real de ellos. El verdadero estado sanitario de los peces siempre debe ser de abierto y de total conocimiento de las partes, imperando siempre una cultura colaborativa y de lealtad mutua. La salud de los peces juega un papel importante en la supervivencia y la salud, durante y, por sobre todo, después del transporte.

La correcta determinación de la biomasa a trasladar es obviamente otro factor clave, pues permitirá, mediante un correcto conteo de los peces y conocido su peso promedio, establecer los límites máximos de carga segura, de acuerdo al volumen disponible que el vehículo de traslado tenga. Lo anterior está en íntima relación con el oxígeno disuelto, que es a menudo, el factor más limitante en cualquier sistema que mantiene peces. Los niveles de oxígeno disuelto deberían mantenerse siempre cercano al 100% de saturación y no medirse en términos absolutos de mg/L per se. La solubilidad del oxígeno en el agua está en relación a la temperatura y salinidad de ésta, así como de la presión atmosférica. La saturación es la cantidad de un gas disuelto cuando el agua y la atmósfera están en fase de equilibrio, asegurando por un lado una disponibilidad adecuada y evitando por el otro, la sobresaturación y el riesgo que ello conlleva.

El dióxido de carbono o CO2 se produce como subproducto del metabolismo respiratorio de los peces y se excreta al medio acuático a través de las branquias. Durante el transporte cerrado con agua recirculada, el bienestar de los peces tiene un riesgo en aumento, porque la calidad del agua se deteriora con la continua acumulación de CO2. Niveles elevados de CO2 en el estanque de transporte pueden reducir el gradiente de concentración que se produce entre la sangre y el agua donde ocurre la difusión a través de las branquias, lo que podría resultar en hipercapnia y acidosis y, muy posiblemente, narcosis y posterior muerte. Es por ello que peces confinados en espacios de elevada hermeticidad durante la carga, transporte o descarga, tienen un altísimo riesgo de hipercapnia por el aumento del CO2 debido a la agitación del manejo el que sobre satura el agua en la porción de aire sometida a alta presión. Por ello se recomienda que los estanques de camiones y wellboats tengan ventilaciones hacia la atmósfera.

Carga camión.jpg

Debido a que el CO2 se transforma en ácido carbónico, el aumento de la presión del CO2 en el agua tiene una relación casi linear con la disminución del pH, acidificando el agua del transporte y aumentando el estrés en los peces.

Todos los factores previos tienden a gatillar el estrés osmorregulador, presumiblemente la mayor causa de mortalidad inmediata asociada al transporte de peces debido a alteraciones del equilibrio de los iones en la sangre de los peces. Los peces óseos marinos, por su condición hipotónica respecto del medio, deben beber grandes cantidades de agua de mar para evitar la deshidratación por la salida de agua de su cuerpo. Por el contrario, los peces de agua dulce son hipertónicos, por lo que ganan agua y pierden electrolitos.

Durante condiciones estresantes que ocurren en el transporte, se libera epinefrina (adrenalina) en el torrente sanguíneo, lo que afecta la permeabilidad del agua a través del epitelio branquial en los peces. Esto aumenta la ganancia de agua y la pérdida de iones de sangre en peces de agua dulce y aumenta la pérdida de entrada de agua e iones en los peces marinos, lo que resulta en una perturbación de la homeostasis osmorreguladora y la muerte. Como una medida para evitar lo descrito, se recomienda, en la medida de lo posible, llevar los peces en un medio isotónico, es decir, similar a la concentración interna de sus fluidos, lo que se logra diluyendo en un tercio la salinidad normal del agua de mar (aproximadamente 12 partes por mil).

En síntesis, los factores de estrés físicos, químicos y aquellos percibidos pueden provocar respuestas no específicas en los peces, que se consideran adaptativas para permitirles hacer frente a la perturbación y mantener su estado de equilibrio homeostático. Si el factor estresante es demasiado severo o duradero hasta el punto de que el pez no es capaz de recuperar la homeostasis, entonces las respuestas en sí mismas pueden volverse inadaptadas y amenazar la salud y el bienestar de los peces.

Pero mucho más allá de que todas las consideraciones técnicas arriba mencionadas son vastamente conocidas (pero muchas veces obviadas), lo verdaderamente importante es tener la capacidad de transformarlas en protocolos y listas de chequeos que nos permitan adelantarnos a los eventos que ponen en mayor riesgo a los peces, considerando que el transporte de peces ya es una actividad muy riesgosa en sí misma. Transparencia y asociatividad colaborativa entre el despachador de peces y el transportista, también son las piedras angulares para mejorar este importante eslabón en la cadena productiva de la industria del salmón.


Rodolfo Infante Espiñeira, MSc
Gerente Técnico
Happy Fish SPA