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Desde la UACh: Avances del cultivo de Pulpo Rojo Patagónico

Tras casi dos décadas de investigación, la UACh consolida en su hatchery de Puerto Montt los hitos clave para criar pulpo rojo patagónico: controla la reproducción, reduce el canibalismo y capacita al Sindicato de Pescadores de Guapilacuy para la engorda de juveniles en tierra. El proyecto, ahora en busca de un Fondef, apunta a diversificar la acuicultura, aliviar la sobreexplotación del recurso y abrir la puerta a futuros programas de repoblamiento costero.

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En la Sede Puerto Montt de la Universidad Austral de Chile se desarrolla una de las pocas experiencias en el país dedicadas al cultivo de la especie conocida como pulpo rojo patagónico o Enteroctopus megalocyathus (también llamado pulpo del sur, para diferenciarlo del pulpo del norte, Octopus mimus, que también es de interés comercial). Se trata de una especie nativa de las aguas frías del sur de Chile, que ha sido objeto de estudio por casi dos décadas en la casa de estudios, y cuya crianza en condiciones controladas representa un desafío tecnológico y operativo de alta complejidad.

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Sede Universidad Austral de Puerto Montt

Desde hace seis meses, el Hatchery de Invertebrados Marinos (HIM) de la UACh ha quedado bajo la responsabilidad completa de la Dra. Viviana Espinoza Espinoza, quien asumió la operación integral del centro tras el retiro de los académicos fundadores, Dra. Ana Farías Molina y Dr. Iker Uriarte Merino.

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Dra. Viviana Espinoza, encargada del Hatchery de Invertebrados Marinos

Actualmente, el centro mantiene dos ejemplares de pulpo rojo: una hembra adulta capturada del ambiente, que se encuentra en fase avanzada de incubación, y un juvenil nacido en el laboratorio hace un año. La Dra. Espinoza estima que la eclosión de los huevos ocurrirá en julio, y proyecta que la próxima cohorte será estudiada por una tesista de la carrera de Ingeniería Ambiental, en el marco de una investigación de pregrado.

Vinculación con pescadores artesanales

La transferencia tecnológica salió del laboratorio y echó raíces en la caleta de Guapilacuy, Ancud, a través del Sindicato de Pescadores Artesanales del sector. En el marco de un proyecto del Fondo de Innovación para la Competitividad Regional (FIC-R) y un posterior fondo interno de la universidad, se capacitó a tres monitores, dos mujeres y un hombre, para la engorda de juveniles capturados en la zona de manejo del sindicato.

Tras una primera práctica guiada, el grupo realizó el año pasado una engorda demostrativa por su cuenta; el siguiente paso es consolidar un centro autosustentable en tierra. Esa meta depende de conseguir nuevos fondos concursables, etapa en la que el equipo se encuentra actualmente.

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Pulpo rojo patagónico

La alianza con los pescadores artesanales no solo busca avanzar hacia la viabilidad técnica y financiera del cultivo de pulpo rojo patagónico, sino también proteger un recurso que ha sido históricamente sobreexplotado. Enteroctopus megalocyathus se cosecha en general sólo en la región de Los Lagos, donde su alta demanda ha ejercido una presión constante sobre las poblaciones naturales.

Esta situación provocó la implementación de vedas biológicas en años anteriores, con el objetivo de permitir la recuperación de la especie. En este contexto, el cultivo en condiciones controladas no solo representa una alternativa productiva, sino también una herramienta de conservación que puede aportar a la sostenibilidad del recurso en el largo plazo.

Reto científico

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Hembra en incubación

La mayor traba para transformar el pulpo rojo patagónico en una especie acuícola viable sigue siendo la fase paralarvaria, entre la eclosión y el asentamiento transcurren 90-114 días, al menos un mes más que en Octopus mimus, y la supervivencia ronda apenas entre el 1 y el 5%.

Para llegar a esa etapa, el equipo primero optimizó la reproducción. Estableció tiempos de cortejo, la proporción óptima de machos por hembra y logró puestas de 1.000 a 5.000 huevos viables. Cada incubación dura unos cinco meses; la hembra ayuna mientras ventila y limpia los huevos con un mucus antibacteriano y, si muere antes, los investigadores deben imitar ese cuidado manualmente, un procedimiento crítico y laborioso.

Ello se explica porque los pulpos en general son semélparos, lo que implica que las hembras de muchas especies de pulpo incuban sus huevos durante meses sin comer ni moverse, y mueren de inanición después de que los huevos eclosionan.

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Primeras paralarvas

Cuando las crías emergen, la prioridad es contener el canibalismo. Ajustando la densidad a cinco paralarvas por litro y doblando la oferta de presas a diez artemias adultas por paralarva, el equipo redujo las agresiones de un 60 % a solo un 4 %. El siguiente paso será introducir enriquecimiento ambiental como texturas y refugios, para estimular a los ejemplares y así disminuir el estrés que dispara estos ataques.

La dieta viva sigue siendo otro límite: las paralarvas aceptan únicamente artemia adulta enriquecida con microalgas y emulsiones de laboratorio; y ningún pellet comercial ha logrado reemplazarla, lo que obliga a mantener un insumo constante de presas y encarece la escala productiva.

Valor productivo

Las proyecciones económicas del pulpo rojo patagónico se apoyan en dos argumentos centrales: aliviar la presión pesquera sobre un recurso acotado geográficamente y ofrecer un producto de alto valor nutricional con costos operativos competitivos. Según los registros que maneja la Dra. Viviana Espinoza, la captura artesanal en la Región de Los Lagos ronda las 700 toneladas anuales, mientras que el pulpo del norte (Octopus mimus) supera las 1.000-1.200 toneladas. La sobreexplotación se concentra, por tanto, en una sola zona y sobre un stock mucho más pequeño.

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Dra. Viviana Espinoza

Desde el punto de vista alimentario, el cuerpo del pulpo contiene cerca de un 80 % de proteína, prácticamente todo músculo, lo que lo vuelve atractivo para estrategias de seguridad alimentaria. A ello se suma su crecimiento rápido: alcanza el kilo de cosecha en

unos dos años y completa su ciclo de vida en 2,5-3 años, lo que acorta los retornos frente a especies de engorda más prolongada.

El costo de alimentación también es menor una vez que el animal supera la fase paralarvaria: los juveniles pueden cazar sus presas cada dos o tres días en lugar de raciones diarias, reduciendo mano de obra y requerimientos de insumos. Además, su fuerte respuesta inmune innata vía mucus lo hace menos propenso a enfermedades que los peces marinos, lo que disminuye gastos en tratamientos y mortalidad en engorda.

Finalmente, Espinoza subraya que consolidar la producción de juveniles abriría dos vías paralelas: derivar parte de ellos a engorda en tierra, gestionada por los propios pescadores, y destinar otro porcentaje a programas de repoblamiento en caletas donde el recurso ha colapsado. Ese doble objetivo, diversificación y conservación, posiciona al pulpo rojo patagónico como una apuesta estratégica para la acuicultura chilena.

Con el respaldo técnico obtenido en el hatchery y la experiencia del Sindicato de Pescadores de Guapilacuy, el equipo de la Universidad Austral hoy está en plena búsqueda de financiamiento: presentó una propuesta Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondef) para habilitar una planta de Acuicultura en Pequeña Escala (APE) en tierra buscando asegurar la producción estable de juveniles destinados tanto a cultivo comercial como a repoblamiento costero. El plan considera transferir la metodología a un módulo demostrativo operado por los propios pescadores con acompañamiento científico.

Manuela Barrueto B.