Salmonicultura en Magallanes: Desde los pioneros a la consolidación de la industria
Actualmente, la salmonicultura en la región de Magallanes y de la Antártica Chilena es un eje clave de la economía regional, con exportaciones que representan aproximadamente el 50% del total de la región.
La salmonicultura en la Región de Magallanes ha pasado de ser una apuesta incipiente a consolidarse como un polo estratégico para la industria en Chile. Desde sus primeros intentos, en la década de los 80, hasta su expansión en los últimos años, la actividad ha enfrentado desafíos logísticos, ambientales y regulatorios, pero ha sabido capitalizar sus ventajas naturales, como la calidad de sus aguas y la menor incidencia de enfermedades.
Su historia se desarrolla en paralelo a otras regiones del país y se remonta a la década de los 80, cuando Fundación Chile impulsó el ranching de salmones, un sistema de cultivo abierto que permite criar ejemplares en cursos de agua naturales. Sin embargo, tras el éxito de la engorda en Chiloé y los buenos resultados obtenidos, la entidad optó por replicar el modelo en Magallanes.
En ese sentido, uno de los antecedentes más remotos es la instalación de una piscicultura experimental en Río San Pedro, en la región de Magallanes, gestionada por dos expertos: Peter Brown y Edward Barter (fundador de Salmones Skyring). Sin embargo, según relata Pedro Gómez, ex gerente de Salmotec, las condiciones climáticas extremas y la falta de infraestructura adecuada llevaron al fracaso de este primer proyecto. "Esta piscicultura pionera fue destruida por el deshielo primaveral y los peces fueron liberados accidentalmente", explica Gómez. Como resultado, los salmones se dispersaron en los ríos y fiordos de la zona, lo que explica su presencia en Tierra del Fuego, hasta hoy.A pesar de estos obstáculos, la actividad no se detuvo. Fundación Chile desarrolló otro proyecto para establecer una industria salmonicultora viable en Magallanes. En ese contexto, en 1989 nació Salmotec S.A., una de las primeras empresas en realizar cultivos comerciales en la región, iniciando la engorda de salmones al año siguiente.
La apuesta de Salmotec fue riesgosa, ya que la salmonicultura aún era incipiente en Chile y Magallanes representaba un desafío mayor por su ubicación remota y la falta de infraestructura. "Nos establecimos en Río Prat, donde montamos la primera piscicultura comercial de la región", recuerda Gómez, quien fue contratado para liderar esta iniciativa. Desde allí, Salmotec proveía smolts para engorda en mar, siendo la empresa Cabo de Hornos su primer cliente. Además, abastecieron a otras empresas que comenzaban la actividad en la región.
Posteriormente, se trasladaron a Spiteful, un sector en la Península Antonio Varas, para continuar con la engorda de salmones. Inicialmente, se realizaron ensayos con salmón chinook y coho, pero debido al menor rendimiento del chinook y la mayor demanda comercial del coho, la empresa decidió enfocarse en esta última especie. Además, incorporó la producción de salmón Atlántico, que hoy es la especie más cultivada en la región, con resultados positivos.
A pesar de las dificultades iniciales, la actividad creció progresivamente, impulsada por la calidad de las aguas magallánicas y las condiciones favorables para la producción. "El agua fría y limpia de Magallanes permitía un crecimiento rápido del salmón, con alta calidad y baja incidencia de enfermedades infecciosas. Además, la lejanía con otras regiones reducía el riesgo de contaminación cruzada", señala Gómez.
En sus inicios, tal como en el resto del país, la industria salmonicultora en Magallanes utilizaba jaulas de madera y acero, con alimentación manual. Con el tiempo, la introducción de jaulas más resistentes y tecnologías automatizadas permitió optimizar los costos operativos y mejorar la seguridad de los cultivos.
Crecimiento acelerado y desafíos actuales
“Durante muchos años, la salmonicultura en Magallanes se desarrolló a menor escala, con un crecimiento gradual y un número reducido de concesiones. Se establecieron cultivos para la producción de smolt en Lago Sofía y otros sectores, además de diferentes pisciculturas, pero la industria se mantuvo sin grandes expansiones por casi 20 años. En ese período, Pescanova—hoy Nova Austral— lideró el desarrollo local, junto a otras iniciativas impulsadas por empresarios de la región", relata Carlos Odebret, presidente de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes.Sin embargo, a partir de 2016, la industria experimentó un crecimiento acelerado, impulsado por la restricción en el otorgamiento de concesiones en las regiones de Los Lagos y Aysén, y por el interés de las empresas en diversificar sus operaciones. "Hasta 2016, la producción en Magallanes se mantuvo estable, entre 20.000 y 40.000 toneladas anuales. Sin embargo, en solo dos años, esta cifra se duplicó, alcanzando las 80.000 toneladas, en 2018, y llegando a un récord de 180.000 toneladas, en 2021, antes de experimentar un descenso", explica Odebret.
Actualmente, la salmonicultura es un eje clave de la economía regional, con exportaciones que representan aproximadamente el 50% del total de la región. Además, aporta cerca del 10% de la producción total de salmón en Chile, con un volumen que bordea las 100.000-110.000 toneladas, muy por debajo de su potencial, asegura el representante del gremio.
La industria genera empleo directo para casi 4.000 personas y otras 3.000 de manera indirecta. También representa un porcentaje significativo del Producto Interno Bruto (PIB) regional. “Debido a las distintas limitaciones que ha enfrentado la industria para crecer, su participación ha disminuido, pero en su punto más alto alcanzó el 25% del PIB regional, considerando la pesca y la salmonicultura en conjunto”, aclara Odebret.
El crecimiento ha traído consigo importantes desafíos. Uno de los principales es la infraestructura y la logística. “Por ejemplo, para salir del Seno Skyring, poder hacer una cosecha vía navegación y llegar a Punta Arena, son 20 horas de navegación. Es un viaje larguísimo. Entonces, la región de Magallanes representa, más o menos, la suma de la región de Los Lagos y la región de Aysén, en territorio. Es prácticamente un país, en términos de extensión geográfica”, explica el presidente de los salmonicultores de la región.
Otro problema clave es la falta de infraestructura portuaria. "Actualmente, la región carece de puertos y centros de acopio adecuados para embarcar grandes volúmenes de salmón", asegura Odebret.
A esto se suma la fuerte regulación ambiental, que ha limitado la expansión de nuevos centros de cultivo. "El 99% del borde costero de Magallanes está bajo alguna categoría de conservación ambiental, lo que restringe las posibilidades de crecimiento y la entrega de nuevas concesiones", advierte Odebret. Además, el proceso de otorgamiento de nuevas concesiones es lento y complejo, lo que ha generado incertidumbre entre las empresas.
“La salmonicultura tiene otorgadas casi 2.000 hectáreas en Magallanes, de las cuales se ocupan 600 hectáreas, aproximadamente, y de esas 600 hectáreas se exportan 600 millones de dólares. ¿Qué pasaría si el país decidiera duplicar sus exportaciones? ¿Generar más empleo?”, especula.
Otro desafío es la relación con las comunidades locales. A diferencia de Los Lagos y Aysén, donde la salmonicultura es parte del tejido social y económico, en Magallanes la industria aún está en proceso de integración.
Pese a estos obstáculos, la industria en la región sigue fortaleciéndose, con la presencia de empresas como Blumar, Cermaq, AquaChile, Australis, Multi X y Nova Austral. También, en un esfuerzo por acercar el salmón magallánico a los habitantes de la región, se han dispuesto puntos de venta minorista en Punta Arenas y Puerto Natales.
Además, se han implementado tecnologías avanzadas para disminuir el impacto ambiental, como la reducción del uso de antibióticos y antiparasitarios.
En este sentido, el representante del gremio explica que "Magallanes tiene un enorme potencial para la producción sustentable de salmón. El hecho de que seamos, una de las ocho zonas del mundo y la única del país, que el “semáforo” del Monterey Bay Aquarium haya clasificado en la categoría amarilla, un estándar reservado para los cultivos más sostenibles, demuestra que podemos ser un referente en producción responsable”.
"Creo que la oportunidad de la región de Magallanes es ir construyendo un nuevo clúster. En la medida en que la industria del salmón crece, se van desarrollando nuevos proveedores, nuevos entramados productivos, lo que permite generar nuevas empresas que, desde la región, van a poder prestar servicios a la misma salmonicultura. Buena parte de los procesos de innovación de la industria del salmón proviene de ese segmento", enfatiza Odebret.