Especial Magallanes

Rector de la UMAG:

“Nuestra misión es formar capital humano para el desarrollo sostenible de la región de Magallanes y de la Antártica Chilena”

Destacan el rol de la UMAG en formar profesionales para industrias acuícolas, energías limpias y desarrollo sostenible de Magallanes, impulsando ciencia y bienestar regional.

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La Universidad de Magallanes (UMAG) es una institución clave en la región de Magallanes y de la Antártica Chilena, dedicada a la formación de profesionales y técnicos que respondan a las necesidades de una zona única por su geografía y potencial. Desde su creación, la UMAG ha asumido el desafío de contribuir al desarrollo de esta región, que abarca 132.000 kilómetros cuadrados marcados por fiordos y canales, y que ofrece un escenario incomparable para actividades como la acuicultura, la investigación marina y el desarrollo de energías renovables.

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José Maripani, rector de la UMAG

El rector de la UMAG, Dr. José Maripani, en una entrevista exclusiva con Mundo Acuícola, abordó los desafíos y oportunidades que enfrenta la universidad, así como su papel en la formación de capital humano y su vinculación con las industrias que sustentan la economía local, como la salmonicultura, la ganadería ovina y la emergente industria del hidrógeno verde.

Según explicó, la región de Magallanes y de la Antártica Chilena comparte ventajas comparativas con regiones del hemisferio norte como Noruega, especialmente en términos de acuicultura. “La región tiene aguas protegidas, no de mar abierto, lo que permite el desarrollo de industrias como la salmonicultura y la producción de mitílidos o algas. Esto no solo es una fuente de empleo, sino que también tiene un enorme potencial para convertirse en una fortaleza económica de la región”, señaló. Además, destacó que el salmón, con su alta eficiencia en la conversión de alimento en proteína, puede ser una solución clave para alimentar a la población mundial.

El rector subrayó que la UMAG tiene un rol fundamental en asegurar que estas industrias se desarrollen de manera sostenible. “Nuestra universidad debe contribuir en todos los aspectos: desde la conservación de las aguas y el manejo de residuos, hasta el desarrollo genético y la producción de ovas. La industria debe cumplir con las regulaciones medioambientales, y nosotros trabajamos para garantizarlo”, afirmó. Para ello, la UMAG ofrece carreras como Biología Marina y Técnico Acuícola, que no solo forman profesionales capacitados, sino que también contribuyen a fortalecer la conexión entre la academia y la industria.

Uno de los desafíos más relevantes, según el rector, es evitar la migración de los jóvenes de la región. Para lograrlo, la UMAG no solo debe ofrecer programas educativos pertinentes, sino también fomentar el sentido de pertenencia. “Es crucial generar identidad en nuestros estudiantes. Que ellos sientan que pueden desarrollarse profesionalmente en su tierra y contribuir a su comunidad”, expresó.

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La universidad también está comprometida con el fortalecimiento del capital humano necesario para aprovechar las características únicas de la región. Por ejemplo, se han realizado esfuerzos en el repoblamiento de truchas en ríos locales como el Río Grande, uno de los mejores destinos del mundo para la pesca deportiva. Este proyecto, junto con investigaciones relacionadas con especies como el bacalao de profundidad y el king crab, busca generar modelos sostenibles de conservación y reproducción que podrían beneficiar tanto a la biodiversidad local como a las industrias pesquera y acuícola. “Es un desafío complejo, pero si logramos reproducir estas especies en tierra y luego reintroducirlas al mar, podemos mejorar la productividad de manera sostenible y garantizar la preservación de estas especies para futuras generaciones”, señaló.

En relación con la innovación, el rector destacó la importancia de la economía circular. En colaboración con científicos de la UMAG, se han implementado proyectos para reutilizar recursos como la granalla (escoria de cobre utilizada en la limpieza de cascos) y transformarlos en insumos para la fabricación de concreto. Este enfoque no solo reduce el impacto ambiental, sino que también crea oportunidades económicas para la región.

La emergente industria del hidrógeno verde también fue tema central en la entrevista. El rector subrayó que esta tecnología tiene el potencial de transformar la región, no solo por la generación de energía limpia, sino también por las oportunidades que ofrece para otras industrias. “El oxígeno generado durante el proceso de producción de hidrógeno podría ser aprovechado por granjas marinas y la salmonicultura, además de contribuir a la recuperación de campos ganaderos mediante la desalinización del agua”, explicó. Además, mencionó cómo la integración de esta industria podría fomentar la soberanía alimentaria en la región, mediante el uso del calor residual para invernaderos y el desarrollo de alimentos funcionales, como algas enriquecidas para el ganado ovino.

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El rector también destacó las posibles sinergias entre distintas industrias en la región. “Las energías limpias, la acuicultura, la ganadería y el turismo pueden complementarse de maneras inesperadas, pero para eso necesitamos ciencia, tecnología y un enfoque interdisciplinario”, afirmó. Ejemplos de estas sinergias incluyen el uso de tecnología satelital para monitorear la navegación, el clima y fenómenos como la marea roja, lo que beneficiaría tanto a la seguridad como a la sostenibilidad de las operaciones marítimas.

Para cerrar, el rector compartió su visión sobre el impacto a largo plazo de la UMAG en la región de Magallanes y de la Antártica Chilena. “Magallanes tiene un potencial enorme para desarrollar industrias sostenibles que no solo exporten productos al mundo, sino que también mejoren la calidad de vida de sus habitantes. Desde la UMAG, nuestra misión es seguir trabajando en la formación de capital humano y en la generación de conocimiento que permita alcanzar ese equilibrio entre desarrollo económico, cuidado ambiental y bienestar social”, concluyó.

Ricardo Alvarez G