ICHA 2025 reunió ciencia global y avances tecnológicos frente a las floraciones algales
Investigadores de distintos países compartieron innovaciones, estudios y visiones sobre los efectos ecológicos y sociales de las floraciones algales nocivas, su monitoreo y su impacto en la acuicultura (Parte 2).

La 21ª Conferencia Internacional sobre Algas Nocivas (ICHA 2025) reunió en Punta Arenas a investigadores, académicos y especialistas de todo el mundo que presentaron nuevas aproximaciones científicas y tecnológicas para comprender, anticipar y mitigar las floraciones algales nocivas (FAN) en ambientes marinos y de agua dulce.
Entre las exposiciones destacadas, la investigadora Lixia Shang, de China, presentó el estudio Understanding the fish-killing mechanisms of harmful algal blooms from multifaceted perspectives, centrado en los mecanismos fisiológicos y ambientales que explican la mortalidad de peces causada por especies de dinoflagelados como Alexandrium, Karlodinium y Margalefidinium. Shang subrayó que “los efectos dañinos de las floraciones no responden a un solo mecanismo, sino a la interacción de múltiples factores biológicos y ambientales”, y recalcó que la prevención exige integrar observaciones fisiológicas, químicas y de comportamiento celular para anticipar los eventos de mortalidad.

Desde Sudáfrica, el Dr. Daniel Laemmle, de la Nelson Mandela University, compartió una década de investigación sobre Heterosigma akashiwo, un alga asociada a mortandades de peces y presente también en estuarios chilenos. “Es una de las pocas especies que han provocado muertes masivas de peces en nuestros estuarios, lo que no es un evento habitual en Sudáfrica”, señaló. Explicó que la especie prospera en ambientes cálidos y de escaso movimiento y advirtió que “la mejor forma de prevención es reducir los nutrientes y asegurar que se mantenga un flujo natural de agua en los estuarios”.

En representación del Instituto de Fomento Pesquero (IFOP), David Andrés Opazo Vega presentó un estudio sobre la distribución latitudinal de Didymosphenia geminata, una diatomea invasora que se ha expandido desde el Maule hasta Magallanes. “Con todo el espacio de estudio, desde el Maule hasta Magallanes, pudimos confirmar que las variables son las mismas: bajas concentraciones de fosfatos”, explicó. Aunque no produce toxinas, Didymo forma extensas biopelículas que cubren el fondo de ríos y lagos, alterando la luz, el flujo de nutrientes y la fauna bentónica. “Es una diatomea que no genera toxinas, pero tiene un gran impacto sobre el ecosistema.”
El ámbito tecnológico también tuvo protagonismo con la presentación de BloomPredictor, modelo de inteligencia artificial desarrollado por Plancton Andino junto a Skretting Chile para predecir el riesgo de floraciones algales a partir de datos ecológicos y oceanográficos. Álvaro Jorquera, Data Scientist y Líder de I+D de la compañía, comentó: “El ICHA ha estado impresionante. Hemos podido compartir con gente de todos lados: de Dinamarca, Noruega, Sudáfrica, Taiwán. Encontrar personas de todo el mundo haciendo lo mismo que uno es fantástico.” Agregó que “BloomPredictor nació de una iniciativa en conjunto con Skretting, que nos apoyó en la creación de este modelo para la industria”, y adelantó la realización del HABTECH Workshop 2025 en Puerto Varas, orientado a integrar ciencia y tecnología para la gestión de floraciones.

Otra de las exposiciones que captó la atención fue la del investigador Jorge I. Mardones (IFOP), titulada Microplastics and microalgae-phycotoxins: A synergistic toxicological risk in marine aquaculture environments, sobre la interacción entre microplásticos y toxinas de microalgas. “Las microalgas, si bien generan estos blooms y toxinas, existen componentes en el agua que pueden interactuar con ellas. Los plásticos, dependiendo del tipo, pueden absorber las toxinas, mantenerlas adheridas a su superficie o liberarlas”, explicó.
El investigador precisó que los polímeros comunes en la industria acuícola, como el polietileno de alta densidad y el polipropileno, se fragmentan, se oxidan por radiación UV y se vuelven más reactivos, lo que favorece su adhesión a moléculas orgánicas y toxinas. En condiciones de laboratorio, los cultivos expuestos a microplásticos tratados con surfactantes mostraron efectos citotóxicos acumulativos. “El mensaje final es que los microplásticos no están solo flotando; están interactuando”, enfatizó Mardones en conversación con Mundo Acuícola.

La conferencia también abrió espacio a miradas sociales y culturales sobre el océano. Las investigadoras Vivian Montecino (Universidad de Chile) y Doris Oliva (Universidad de Valparaíso) presentaron el libro Dos mujeres en un océano de historias y un mar de cambios, obra que reconstruye más de cinco siglos de historia marina nacional y rescata el legado de las mujeres en la oceanografía chilena. Montecino explicó: “Quisimos contar cómo se ha desarrollado la oceanografía en Chile y cómo las mujeres nos hemos ido insertando en la ciencia, como motores de la transformación.”

En el marco de la conferencia, también se desarrolló el taller internacional “Planning the Next Ten Years of GlobalHAB Science”, encabezado por la científica Clarissa Anderson, directora del Southern California Coastal Ocean Observing System (SCCOOS) y presidenta del IOC-SCOR GlobalHAB Scientific Steering Committee. La instancia reunió a representantes de más de veinte países para definir las prioridades globales de investigación y monitoreo frente a las floraciones algales nocivas en la próxima década. “La idea es construir un plan realista y participativo, basado en la experiencia de la comunidad científica global”, explicó Anderson. “Necesitamos definir cómo avanzar en observación, modelación y gestión, pero también cómo conectar la ciencia con los actores sociales y productivos.”

La investigadora destacó la relevancia de fortalecer la cooperación con América del Sur, mencionando el aporte regional de Silvia Nascimento (Brasil) y Alejandro Clément (Chile) como panelistas del encuentro. Entre las metas del plan se propuso impulsar tecnologías de observación accesibles, mejorar la equidad en el acceso a datos científicos, consolidar bases globales de eventos HAB y fomentar sistemas de alerta temprana basados en inteligencia artificial y sensores en tiempo real. “El desafío no es solo científico, sino también social y político”, concluyó Anderson. “Debemos aprender a co-construir soluciones con quienes enfrentan las floraciones algales en su vida diaria, desde los pescadores hasta las autoridades locales.”
El documento resultante servirá de guía para orientar los esfuerzos de cooperación internacional del programa GlobalHAB 2025–2035, en el marco de la Década de las Ciencias Oceánicas de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.