Bioseguridad, un pilar clave en la salmonicultura
Lago Sofía resalta la importancia de programas sanitarios robustos en sistemas RAS para prevenir enfermedades y proteger peces.

En acuicultura y en salmonicultura en particular, la aplicación de normas sanitarias resulta esencial para la prevención y control de enfermedades. Las consecuencias de ingresar agentes patógenos tienen un alto impacto en la pérdida de eficiencia, calidad y performance general de los peces, que se traduce en altos de costos económicos por la erradicación del agente patógeno y la pérdida de planteles productivos.
Particularmente, en un sistema de recirculación (RAS) un componente importante de la prevención de enfermedades es la implementación de un Programa de Bioseguridad como un elemento clave para la mantención de la salud y condición sanitaria de los peces. Este programa debe ser robusto y contener las prácticas y procedimientos que reduzcan el riesgo de introducción de agentes patógenos, así como también, si ya están presentes, permitir la contención de éstos para evitar su diseminación. Este programa sanitario debe incluir normas generales y específicas, procedimientos de desinfección y manejo de peces, materiales, mortalidad junto con restricciones de áreas y control sanitario permanente.
Por otro lado, también se deben incluir las buenas prácticas de bienestar animal, que permitan dar las condiciones adecuadas a la población, evitando incrementar la susceptibilidad de los peces a diferentes enfermedades.
La implementación de un programa de bioseguridad implica abordar diferentes aspectos como:
1) Vigilancia Sanitaria
2) Vacunación
3) Buenas prácticas de manejo
4) Desinfección
5) Tratamiento de enfermedades
6) All in-All out

Para nuestra Piscicultura Lago Sofía, la bioseguridad es fundamental y está inserta en las actividades cotidianas. No representa algo aislado y puntual, sino por el contrario es parte clave de nuestros procedimientos y de nuestra filosofía como compañía. Tenemos un sistema de recirculación individual (I-RAS) en cada uno de nuestros estanques, lo que nos permite mantenerlos aislados como unidad epidemiológica del resto de las instalaciones. Este diseño permite mantener un seguimiento controlado por cada unidad y evitar ingresos o diseminación de diferentes enfermedades. Sumado a esto, ante un evento sanitario, la gestión es más rápida y acotada, disminuyendo los riesgos para el resto de la población. Asimismo, contribuye a minimizar el uso de antimicrobianos, y su generación de resistencia e impacto ambiental.