Agua dulce como fundamento del salmón
En centros especializados, desde casas genéticas hasta pisciculturas, se construye la robustez de los smolts, base de la viabilidad productiva de la salmonicultura.

En la salmonicultura, gran parte de la atención pública y los esfuerzos productivos suelen concentrarse en la fase de engorda en el mar. Sin embargo, el ciclo comienza mucho antes y es en agua dulce donde se define buena parte del futuro de los peces. Aunque esta etapa es menos visible, resulta crucial: de ella depende la robustez de los smolts, entendida como sinónimo de calidad, y con ello la factibilidad biológica y económica de toda la actividad.
El cultivo en agua dulce replica, bajo condiciones controladas, lo que ocurre de manera natural en los ríos. El proceso se inicia con la incubación de las ovas fertilizadas, que tras un periodo de entre 30 y 50 días dan origen a los alevines. Luego, viene el desarrollo en estanques, con alimentación y cuidados especializados, hasta llegar a la esmoltificación, momento en que los peces adquieren la capacidad fisiológica de vivir en el mar. Esta fase de 8 a 14 meses, según la especie, marca la transición más crítica: un buen smolt depende de una buena ova, pero también de factores clave como una correcta nutrición, expresándose en bajas mortalidades y la capacidad de tolerar el estrés del traspaso a ambientes marinos.
En esa línea, la formulación de dietas específicas para cada etapa de desarrollo en agua dulce se ha transformado en un componente decisivo. Una alimentación adaptada no solo favorece el crecimiento y la eficiencia de conversión, sino que también asegura un desarrollo óptimo para la siguiente fase del ciclo.
En Chile existen más de un centenar de pisciculturas distribuidas principalmente en las regiones de La Araucanía, Los Ríos, Los Lagos y Aysén. De acuerdo con cifras de Sernapesca para 2024, la región de Los Lagos concentra la mayor cantidad de centros en operación, con 68, seguida de La Araucanía con 36, Los Ríos con 28 y Biobío con 12. En términos generales, la mortalidad anual en agua dulce se ha mantenido estable en torno al 4,8%. Una cifra baja, aunque las enfermedades siguen siendo un desafío por su persistencia, por el impacto que tienen en la robustez de los peces, y por generar menor crecimiento o deformidades.
A ello se suma que patologías como la flavobacteriosis y el BKD siguen presentes en agua dulce y se mantienen entre las principales causas de uso de antimicrobianos. El desafío es avanzar hacia estrategias preventivas y de monitoreo más activo, que permitan reducir esta dependencia y mejorar el desempeño sanitario de los smolts.
En cuanto a los sistemas de cultivo, cerca de un 20% de las pisciculturas operativas corresponden a instalaciones RAS (Recirculating Aquaculture Systems), mientras que el 80% restante utiliza flujo abierto. Las RAS, aunque minoritarias, han ganado espacio porque permiten reutilizar agua, reducir el impacto ambiental y contar con un mayor control sanitario.
Al igual que en el resto del ciclo del salmón, el valor que aportan los proveedores resulta clave. Empresas de insumos y tecnología, desde fabricantes de dietas hasta compañías de genética, equipamiento y sistemas de monitoreo digital, conforman un ecosistema de innovación que sostiene a las productoras. Gracias a estos actores se han introducido avances en formulación de alimentos de mayor eficiencia, tecnologías de acuicultura de precisión, sistemas de oxigenación, recirculación y tratamientos sanitarios, que permiten mejorar la calidad de los smolts y reducir el impacto ambiental.
El agua dulce es también un espacio de investigación aplicada. Desde laboratorios especializados se avanza en el estudio de factores que inciden en la robustez de los peces y en la generación de conocimiento y evidencia que permite comprender mejor las enfermedades y apoyar un control sanitario más efectivo.
El suministro de oxígeno es otro factor esencial en esta etapa. Mantener niveles adecuados de oxígeno disuelto en los estanques permite reducir el estrés, mejorar la conversión alimenticia y sostener el crecimiento de los peces. La incorporación de sistemas de oxigenación controlada se ha vuelto una práctica extendida, con efectos directos en la eficiencia del cultivo.
Otra herramienta cada vez más utilizada es el manejo del fotoperiodo, que permite regular la esmoltificación y reducir la variabilidad en los lotes. El uso de sistemas inteligentes de iluminación hoy se integra a la acuicultura de precisión en agua dulce, aportando mayor control sobre los procesos.
El ciclo del salmón, en promedio, dura entre 16 y 28 meses, dependiendo de la especie. Las páginas que siguen se centran en las primeras fases de ese proceso: incubación, alevinaje, desarrollo y esmoltificación. Allí se encuentra la base de todo lo que viene después, demostrando cómo el desempeño futuro de los peces refleja las decisiones productivas, tecnológicas y sanitarias que se toman en el agua dulce.