Contexto actual de las enfermedades en la etapa de agua dulce
Las enfermedades que aparecen en agua dulce impactan la salud del salmón en sus primeras etapas, condicionando su resistencia y desempeño en el mar.

La fase de agua dulce es una de las más delicadas del ciclo productivo del salmón. En este periodo inicial aparecen pérdidas significativas, asociadas a peces eliminados por bajo desempeño o deformidades, además de la mortalidad causada por enfermedades infecciosas y no infecciosas. Estos factores configuran un escenario complejo que condiciona la eficiencia productiva y el desempeño sanitario de la industria.
Patricio Bustos, gerente general de ADL, señala que, más allá de las estadísticas, al hablar de las enfermedades que causan mayor impacto en agua dulce “no existe una respuesta única o precisa al respecto, porque depende de qué, cómo y cuándo midas el impacto. Por ejemplo, de acuerdo a nuestra experiencia y trabajos, existen trastornos que no son causados por agentes patógenos propiamente tales, que ocurren en etapas tempranas de desarrollo -y que si bien no generan necesariamente pérdidas importantes en el momento- tienden a generar consecuencias sanitario-productivas mucho más tarde, en la etapa de engorda”. En esta etapa, el porcentaje de mortalidad mensual total se ha mantenido estable en los últimos años, con un promedio de 4,86% en 2024, prácticamente igual al 4,77% registrado en 2023. Ese año los valores fluctuaron entre un máximo de 6,58%, en enero, y un mínimo de 3,84% en junio, reflejando que, aún con variaciones estacionales, la mortalidad es un factor permanente en agua dulce.
La vulnerabilidad de los peces en agua dulce no es uniforme a lo largo del ciclo. Durante las primeras etapas, tras la eclosión y la primera alimentación, se producen pérdidas difíciles de medir por el tamaño de los ejemplares, pero que son significativas desde el punto de vista productivo. Un segundo periodo crítico ocurre en la esmoltificación del salmón Atlántico. La transformación fisiológica que prepara a los peces para el paso al mar los vuelve más susceptibles al estrés y a las infecciones.
Flavobacterium psychrophilum
Entre las patologías infecciosas,la flavobacteriosis, causada por Flavobacterium psychrophilum, encabeza las preocupaciones. Es la enfermedad bacteriana más prevalente en esta etapay la principal causa de uso de antibióticos y químicos desinfectantes, en el primer caso porque los brotes se activan fácilmente bajo condiciones de estrés en los peces y, en el segundo, porque se suelen usar como baños preventivos de manera rutinaria. En 2024, representó un 31,1% de la mortalidad infecciosa en salmón Atlántico, un 91,2% en trucha arcoíris y un 55% en salmón coho, según el Informe Sanitario de la Salmonicultura Nacional
para obtener una vacuna efectiva”.
“En ADL, durante este particular año, hemos estado trabajando con aislados de F. psychrophilum que presentan CIM muy elevados y algunas variaciones específicas poco frecuentes y, como consecuencia de esto, terapias antibióticas poco efectivas. Ello ha obligado a algunas empresas a recurrir al desarrollo de autovacunas, ya que los mecanismos y prácticas de control convencionales no han sido satisfactorias. Dada esta especial particularidad, en determinadas pisciculturas, se plantean mayores desafíos para un control efectivo”, agregó.
Renibacterium salmoninarum
Otro agente infeccioso asociado al agua dulce es Renibacterium salmoninarum, causante de la Enfermedad Bacteriana del Riñón (BKD). En este contexto, la experiencia de quienes han estudiado la enfermedad resulta clave. Desde ADL, Patricio Bustos advierte que la BKD, como enfermedad, suele expresarse mayormente en la fase marina, pero los peces, en la mayoría de los casos, se infectan primariamente en agua dulce, en donde la infección suele presentarse como asintomática, arrastrándose desde agua dulce hacia la engorda por transmisión horizontal, en donde el patógeno perfectamente logra persistir. BKD, no es una enfermedad significativa en Chile, pero cuando se presenta genera complicaciones pues a veces requiere terapia antibiótica y podría predisponer a otras infecciones producto de su cronicidad y progresivo deterioro inmunológico. A ello se suma —precisa— la resistencia particular de esta bacteria a los procesos de desinfección, es decir, cuesta más eliminarla que otros agentes, y la variabilidad en la virulencia de sus cepas, de acuerdo con los estudios llevados a cabo por nuestro equipo. Las posibilidades que la infección provenga de la transmisión vertical desde los reproductores, es muy baja e improbable puesto que los programas de screening en Chile son extensivos, normativos, rigurosos y altamente efectivos en mantener esta vía bien controlada, a diferencia de otros países.
Más allá de su comportamiento en los centros, uno de los puntos donde Bustos ha puesto especial énfasis es en el diagnóstico. Tal como ha señalado ADL en diversos reportes técnicos, la detección del agente causal en poblaciones que aparentan estar sanas es difícil, pues las pruebas de PCR no siempre permiten evidenciar la positividad y no porque éstas no cumplan su finalidad sino porque las cargas pudieran ser muy bajas. Frente a esa limitación, el equipo de ADL optó por explorar un camino distinto: medir anticuerpos en lugar de buscar directamente el antígeno, aportando así una herramienta complementaria para entender la dinámica de la enfermedad y anticipar riesgos en la producción.
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