Eficiencia y sostenibilidad: Alimentación remota en la industria 4.0
Inteligencia artificial, automatización y monitoreo en tiempo real marcan el avance de la alimentación remota en la acuicultura chilena.

En el corazón de la transformación digital de la acuicultura, la alimentación remota se posiciona como una herramienta clave para modernizar la gestión productiva en el cultivo de peces. Integrando inteligencia artificial, automatización y análisis de datos en tiempo real, esta tecnología permite operar centros de cultivo distribuidos en zonas extremas desde salas ubicadas a cientos de kilómetros de distancia. El resultado es una operación más eficiente, trazable y sostenible, capaz de responder con precisión a los requerimientos de millones de peces en ambientes dinámicos y desafiantes.
Conectividad robusta, ergonomía especializada, sensores ambientales y cámaras submarinas son parte de una infraestructura que redefine la forma de producir salmón. Más que una incorporación tecnológica, este cambio representa una reconfiguración operativa, donde las decisiones se toman desde el análisis de datos en vivo y se ejecutan en entornos remotos con altos estándares de control y bienestar animal.
Australis: Alimentación remota con control total y mirada estratégica
Australis ha llevado el modelo de alimentación remota a su máxima expresión: hoy opera el 100 % de sus centros de engorda de forma centralizada, bajo una única estrategia coordinada desde Puerto Varas.
Desde estas instalaciones, Australis Seafoods alimenta de forma remota la totalidad de sus centros de engorda, distribuidos en las regiones de Aysén y Magallanes. La sala, que opera con diez estaciones de trabajo y turnos dobles, tiene la capacidad de gestionar entre 12 y 14 millones de peces en tiempo real.
La infraestructura fue desarrollada en estrecha colaboración con ScaleAQ, empresa responsable de integrar todos los componentes tecnológicos y operativos del sistema. “Lo que buscábamos era mantener una estrategia de alimentación robusta, sin distracciones derivadas de lo computacional: software, licencias, configuraciones”, explicó Claudio Rabanal, subgerente de Alimentación y Nutrición. El resultado es un entorno operativo ergonómico, automatizado y estable, donde los equipos de alimentación pueden dedicarse exclusivamente a su labor principal.
En términos de monitoreo, la sala integra diferentes softwares de alimentación —como FeedStation de ScaleAQ, AKVA Connect y AKVA control— y sistemas de cámaras móviles, domos aéreos y sensores submarinos, permitiendo evaluar variables como temperatura, oxígeno, salinidad, corrientes y condiciones climáticas. Toda esta información se actualiza cada cinco minutos y es contrastada con datos entregados desde los centros. “Podemos medir la mayoría de los parámetros ambientales, lo que nos permite hoy día la toma de decisiones de forma más rápida”, destaca Delgado.
Una de las fortalezas del sistema es su capacidad para mantener continuidad operativa incluso en condiciones adversas. La conectividad satelital a través de Starlink, respaldada por bancos de baterías y generadores propios, ha demostrado ser confiable incluso ante eventos extremos como el tornado reciente en Puerto Varas. En caso de pérdida de señal, los centros están habilitados para retomar el control de forma autónoma, evitando interrupciones.
A diferencia de otras compañías, Australis diseñó su modelo operativo para que todos los centros funcionen bajo una estrategia unificada, sin diferencias entre sistemas. Esto ha permitido reducir la dispersión de resultados entre unidades productivas y fortalecer la toma de decisiones basada en datos. “Podemos tomar decisiones en tiempo real, y alimentar todos nuestros centros bajo una estrategia en común”, subraya Víctor Delgado.
Cada alimentador controla dos centros y mantiene comunicación directa con el personal en terreno mediante radio IP conectada a Wi-Fi. Este vínculo constante permite validar visualmente el comportamiento de los peces, recibir alertas sobre eventos externos, como la presencia de lobos marinos o embarcaciones y ajustar la entrega de alimento en función de la actividad en jaula. “Uno de los grandes objetivos en realidad es evitar las distracciones y dedicarnos netamente a alimentar peces y tomar decisiones en relación a temas productivos”, explica Delgado.
El sistema permite visualizar y operar con softwares de distintos proveedores gracias a un enfoque flexible y modular. Las cámaras, sensores y plataformas de análisis pueden integrarse mediante conexión directa a servidores o acceso remoto, sin depender de un único proveedor. Esto ha permitido a Australis avanzar incluso hacia el monitoreo de instalaciones de agua dulce desde la misma sala.
El modelo se complementa con una estrategia de análisis de datos en tiempo real. Al final de cada jornada, la información recabada por los feeders se consolida y se utiliza para evaluar tendencias de consumo, agentes estresantes, fallas de equipos y rendimiento de cada jaula. La meta es alcanzar saciedad sin sobrealimentar, y cada desviación se traduce en ajustes operativos inmediatos.
En palabras del equipo, la sala no vino a reemplazar el trabajo en los centros, sino a potenciarlo. Casi tres cuartos del personal que hoy opera en la sala proviene de los propios centros de cultivo, lo que garantiza conocimiento operativo en terreno y mejora la toma de decisiones adaptadas a cada ubicación productiva.
Tecnología detrás del sistema
La implementación de una sala de alimentación remota implica mucho más que disponer pantallas o monitores. ScaleAQ, ha construido las principales salas de alimentación remota tanto en Chile, como en Noruega y Oceanía.
En el caso de Australis, la colaboración con ScaleAQ va más allá de la provisión de infraestructura física y tecnológica. La empresa participa activamente en el soporte continuo y la operación del sistema, encargándose de aspectos clave como la conectividad con los centros de cultivo, el reemplazo de equipos y el mantenimiento general. “Nosotros entregamos una solución integral: desde la silla, las mesas, las pantallas, el aire acondicionado, todo. Armamos la sala completa, incluso el branding”, señaló Óscar Berríos, gerente comercial de ScaleAQ.
Esta relación estrecha permite a Australis concentrarse exclusivamente en la estrategia de alimentación y en la toma de decisiones productivas, sin distracciones logísticas ni tecnológicas.
El diseño considera aspectos ergonómicos esenciales para el bienestar de quienes operan los turnos, como la disposición de las pantallas, el tipo de mobiliario y la iluminación del entorno.“La sala no solo debe garantizar conectividad, sino también contar con un diseño ergonómico. Es clave. Esa ergonomía permite que quien alimenta no sufra molestias físicas, reciba luz natural adecuada y trabaje con equipos que funcionen correctamente”, explicó.
Desde el punto de vista técnico, la empresa entrega opciones de adquisición o arriendo del sistema, adaptándose a las necesidades del cliente. En ambos casos, ScaleAQ se encarga de asegurar la conectividad con los centros de cultivo y de resolver cualquier inconveniente operativo. “Más allá del modelo que elijan, nosotros nos encargamos de que la sala esté conectada al centro de cultivo. Ese es nuestro compromiso”, afirmó Berríos, destacando que el diseño del sistema evita pasos intermedios y licencias innecesarias, lo que simplifica la operación.
Uno de los mayores beneficios de este modelo integral es su capacidad de respuesta ante contingencias técnicas, como la falla de un equipo o la incorporación de nuevos proveedores. En lugar de soluciones fragmentadas, el enfoque contempla una red tecnológica abierta, flexible y con soporte directo, lo que facilita la operación diaria sin sobrecargar a los equipos internos. “Nuestro sistema está diseñado para ser simple y directo. Por ejemplo, permite conectarse fácilmente a Starlink sin necesidad de pasar por múltiples equipos intermedios, lo que evita costos innecesarios y simplifica toda la operación”, explicó Óscar Berríos.
Ventisqueros: Precisión operativa con uso de inteligencia artificial

Ventisqueros apostó temprano por la alimentación remota y hoy consolida una operación centrada en la precisión, el uso estratégico de la inteligencia artificial y la eficiencia ambiental. La compañía ha logrado un estándar de operación avanzado en el uso de salas de alimentación remota, con capacidad para administrar la totalidad de sus centros de cultivo marinos desde una ubicación centralizada en Puerto Montt. El sistema se apoya en una red de alta tecnología que incluye cámaras submarinas, domos de visualización superficial, sensores ambientales en línea y un software propio que permite una gestión estratégica por jaula.
La implementación del sistema remoto en Ventisqueros se remonta a mediados de 2018, cuando la empresa inició un piloto conectando dos centros de cultivo ubicados en los fiordos Comau y Reñihue hacia una sala de alimentación en Puerto Montt. Superados los desafíos iniciales, especialmente las dificultades de conectividad en zonas con señal casi nula, la compañía logró escalar el modelo y actualmente administra la totalidad de sus centros de cultivo desde esta modalidad remota, aplicándola tanto para salmón Atlántico como coho.El sistema se basa en un modelo de vigilancia continua. Cada sala dispone de pantallas que reciben en tiempo real imágenes de las cámaras sumergibles instaladas en las jaulas. Las domos permiten observar el comportamiento superficial de los peces, mientras que los parámetros como temperatura, oxígeno, salinidad y corrientes se actualizan cada cinco minutos. Esta información permite a los operadores tomar decisiones ajustadas al contexto ambiental y al apetito de los peces, garantizando eficiencia en el uso del alimento.
Una de las particularidades del sistema de Ventisqueros es su integración con inteligencia artificial. El software puede identificar patrones de comportamiento, actividad de alimentación e incluso reconocer si el pellet no es consumido y permanece en el agua, generando alertas para optimizar la entrega. Esto contribuye a evitar pérdidas económicas y prevenir impactos ambientales, reduciendo la caída de alimento al fondo marino.
En términos operacionales, más del 90% de las jornadas de alimentación se ejecutan remotamente, con muy pocas interrupciones o desconexiones. Además, la empresa ha fortalecido sus protocolos de protección frente a depredadores como lobos marinos, incorporando cercos perimetrales rígidos, redes de profundidad de hasta 30 metros y vehículos ROV para la inspección y reparación de mallas, sin intervención humana directa.
El proyecto fue concebido como un esfuerzo transversal de la empresa, articulando las áreas de producción, tecnologías de información y operación marina. La estandarización de plataformas y el desarrollo de una cultura organizacional alineada con la eficiencia alimentaria han permitido escalar este modelo a toda la operación de la firma.
Mowi y la estandarización global desde Chiloé
Mowi ha desarrollado en Chile un sistema de alimentación remota alineado con los estándares operativos utilizados por su matriz en Noruega. La operación se coordina desde una sala ubicada en Chonchi, isla de Chiloé, que está siendo fortalecida como centro estratégico de monitoreo nacional. Desde allí se proyecta controlar en tiempo real las variables ambientales y el comportamiento de los peces en aproximadamente 30 centros de cultivo distribuidos entre las regiones de Aysén y Los Lagos.
La compañía anunció recientemente su objetivo de implementar esta modalidad en el 100% de sus centros antes de finalizar 2025. Este avance forma parte de una estrategia más amplia de digitalización y automatización bajo el enfoque global Smart Farming 4.0.
El sistema combina cámaras móviles, sensores, conectividad de alta capacidad y algoritmos con inteligencia artificial que permiten ajustar dinámicamente la entrega de alimento según el comportamiento observado en cada jaula. Las imágenes en vivo, sin demoras perceptibles, facilitan decisiones inmediatas, mientras que los sistemas inteligentes modulan las raciones para evitar sobrealimentación y prevenir que el alimento no consumido alcance el fondo marino.
Las cámaras submarinas, permiten detectar de forma anticipada la caída de pellets, activando protocolos que ajustan o detienen la alimentación. Este control visual se complementa con inspecciones periódicas mediante ROV para evaluar las condiciones del lecho marino y con monitoreos de corriente, oxígeno y temperatura que permiten realizar ajustes operativos, especialmente durante los periodos más sensibles del año.
La sala de operaciones está conectada a una red tecnológica de alto estándar que incluye drones para vigilancia, robots de limpieza de redes, luces inteligentes para manejo del fotoperiodo, estaciones de monitoreo ambiental y cámaras multipropósito con inteligencia artificial. Esta infraestructura permite una supervisión centralizada, precisa y continua, reduciendo las pérdidas por condiciones climáticas y optimizando los tiempos y las dosis de alimentación.
Junto con los beneficios operativos y ambientales, esta transformación ha generado mejoras en las condiciones laborales. La supervisión remota reduce la necesidad de permanencia en zonas aisladas y facilita la participación de mujeres y jóvenes en funciones que tradicionalmente han estado limitadas por barreras logísticas.
Hacia un modelo inteligente, sostenible y remoto
La consolidación de la alimentación remota en la salmonicultura chilena no solo refleja un avance tecnológico, sino también un cambio profundo en la cultura operativa del sector. Empresas de distinto tamaño han adoptado esta modalidad como una herramienta estratégica para mejorar el desempeño productivo, reducir la huella ambiental y profesionalizar aún más los procesos de cultivo.
A medida que la industria avanza hacia modelos de mayor trazabilidad, automatización e integración de datos, la alimentación remota se posiciona como un componente estructural de la acuicultura del futuro. Su implementación no solo permite decisiones más informadas y eficientes, sino que también abre nuevas posibilidades en sostenibilidad, bienestar animal y empleabilidad especializada.