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Soluciones no farmacológicas:

Alternativas naturales para la acuicultura

En un escenario desafiante, empresas chilenas desarrollan, a través de la biotecnología, soluciones naturales para reducir el uso de antibióticos y fortalecer la salud de los peces.

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En la salmonicultura chilena, el uso de antimicrobianos ha sido un tema recurrente tanto dentro de la propia industria como en el debate público. Aunque se trata de una práctica autorizada y regulada —y común en otras actividades pecuarias—, su utilización ha estado constantemente bajo observación por parte de la comunidad científica y de distintos sectores sociales, debido a su vínculo con temas como el riesgo de resistencia antimicrobiana (RAM) y al impacto que puede tener en la imagen internacional del salmón chileno.

El uso de antibióticos en la producción de salmón responde, ante todo, a una necesidad: proteger el bienestar de los peces frente a enfermedades bacterianas como la Piscirickettsiosis (SRS), una de las principales causas de mortalidad en cultivos nacionales. En muchas ocasiones, el tratamiento farmacológico sigue siendo la única alternativa eficaz frente a brotes masivos, especialmente cuando las vacunas aún no ofrecen cobertura total o cuando se enfrentan nuevas condiciones ambientales. No obstante, esta realidad ha sido también el punto de partida para una transformación.

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Durante la última década, la industria ha comenzado a trazar un rumbo hacia la reducción del uso de antimicrobianos como parte de una agenda de sostenibilidad más robusta. Esta transición no es solo deseable desde el punto de vista medioambiental o reputacional: se ha vuelto urgente desde una perspectiva global. La RAM ha sido identificada por la Organización Mundial de la Salud como una de las principales amenazas sanitarias del siglo XXI, con cientos de miles de muertes humanas asociadas a enfermedades resistentes. Aunque los antibióticos usados en salmonicultura no son los mismos que en medicina humana, el riesgo de transferencia genética entre bacterias plantea un desafío bajo el enfoque “Una Salud”, que reconoce la interdependencia entre la salud animal, humana y ambiental.

En este contexto, comienzan a surgir iniciativas de alto impacto. Un ejemplo clave es el proyecto SVARS (Sistema de Vigilancia, Alerta y Respuesta), coordinado por Sernapesca junto a universidades y centros de investigación nacionales, con apoyo del ICARS de Dinamarca. Este programa busca disminuir en un 25% el uso de antimicrobianos en la salmonicultura en cuatro años. Su enfoque combinará análisis epidemiológicos, evaluación de factores de riesgo, categorización de centros según niveles de uso, ensayos controlados y desarrollo de una plataforma geoespacial pública, todo orientado a instalar una lógica preventiva más que reactiva en el control sanitario.

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En paralelo, el sector privado también ha dado señales de cambio. Una de ellas es la Iniciativa Pincoy, quienes recientemente apuntaron que en el año 2024 marcó un aumento en el consumo de antimicrobianos. Esta alza ha sido atribuida a desafíos complejos como mayor carga parasitaria, esquemas de producción más intensivos y condiciones cambiantes en la fase de agua dulce. En lugar de ignorar el problema, el grupo ha intensificado la recolección de datos y reforzado su enfoque multidisciplinario, que incluye manejo, genética, nutrición y diagnóstico, para rediseñar estrategias más eficientes y de menor impacto.

Así, la estrategia ha llevado a la pregunta ¿qué herramientas existen para prevenir y controlar enfermedades sin recurrir a químicos o fármacos? Las respuestas comienzan a aparecer desde distintos frentes, a través de startups y empresas ya presentes en el clúster acuícola, con soluciones naturales para diferentes desafíos tanto en la fase de agua dulce como fase de agua mar. La búsqueda no se trata de reemplazar el arsenal terapéutico disponible, sino de complementarlo y —en el mejor de los casos— prevenir que se necesite.

Sudvet

Uno de los casos más consolidados en esta transición hacia estrategias complementarias y sostenibles es el de SUDVET, empresa chilena con 15 años de trayectoria en el desarrollo de soluciones naturales para la acuicultura. Su propuesta se ha centrado desde el inicio en abordar los principales desafíos sanitarios del cultivo de peces sin recurrir a químicos ni fármacos tradicionales, apostando por la inmunidad, el bienestar animal y la prevención como pilares fundamentales.

“Llevamos 15 años de un trabajo intensivo en la búsqueda de alternativas no farmacológicas para disminuir el impacto en el medio ambiente y mejorar la resiliencia de los peces. Estas soluciones se adecuan bien a las estrategias sanitarias actuales para el manejo y control de cáligus y enfermedades bacterianas. Además, apuntamos al bienestar animal como pilar principal para mantener la salud de los peces en contextos desafiantes”, explicó su CEO, Marcela Delgado.

La empresa ha consolidado un portafolio amplio y diversificado que incluye productos como Lyptus®, utilizado desde hace seis años para reforzar las defensas inmunológicas frente a enfermedades bacterianas como el SRS; Rosseus®, incorporado en 2022 con un doble efecto de relajación y control parasitario; y Welfcare Plus®, un aditivo alimenticio que se aplica durante todo el ciclo para apoyar la inmunidad y estabilidad fisiológica de los peces.

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“Rosseus Plus es un producto natural que produce un efecto relajante en los peces, que es vía inmersión, y que además produce un efecto sobre los parásitos. También ayuda a cuidar la inflamación branquial que se produce con ciertos blooms de algas o parásitos branquiales. Tiene un impacto importante en reducir enfermedades bacterianas”, señaló Delgado.

“Hoy día estas alternativas permiten a nuestros clientes optar a certificaciones internacionales como ASC, que exigen reducir el uso de antibióticos y químicos. A largo plazo, estas estrategias son inversiones que reducen los costos de producción y mejoran la imagen del producto final”, añadió.

“Con algunas estrategias naturales preventivas, junto con vacunas, hemos reducido entre un 36% y un 52% el uso de fármacos en ciertos clientes. Es posible mantener la producción con menos impacto ambiental y eso tiene valor en mercados que exigen sustentabilidad”, afirmó.

Delgado también destacó que el alcance de la empresa se ha extendido más allá de Chile, trabajando en países como Noruega, Canadá, Escocia y Estados Unidos. Están alineados con una tendencia global hacia prácticas productivas responsables, que consideran tanto el bienestar animal como la sostenibilidad ambiental y la seguridad alimentaria.

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Acuanativa

Por otra parte, Acuanativa representa un nuevo perfil de innovación en salud acuícola. Fundada en 2021, esta startup biotecnológica chilena ha centrado su desarrollo en aditivos funcionales 100% botánicos y algales, patentados y formulados bajo altos estándares de inocuidad para la acuicultura nacional. Su Directora de Desarrollo y Nuevos Negocios, Paula Miranda, explica que la empresa busca “impulsar una acuicultura más saludable y sostenible”, con una visión clara: “ser actores clave en su transformación”.

La propuesta de valor de Acuanativa combina ciencia aplicada, asistencia técnica especializada e inteligencia artificial. “Nos diferenciamos por ofrecer productos con una asistencia técnica fuerte desde la expertise en análisis de datos, lo que permite a nuestros clientes implementar estrategias con indicadores de éxito claros y soluciones costo-efectivas basadas en biotecnología natural”, señala Miranda. Esta integración ha permitido acelerar el diseño y validación de sus productos, acortando los ciclos de innovación.

Su portafolio actual incluye L-END y L-END ULTRA, dos formulaciones que han sido incorporadas como herramienta para reducir el uso de antiparasitarios. Ambos productos se encuentran habilitados para ser usados en plantas de alimentos para salmones.

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La ejecutiva sostiene que “nuestros productos han sido bien recibidos por los productores de salmón por su eficacia, sustentabilidad y facilidad de uso”. De hecho, “al menos cuatro empresas productoras ya los han sumado a su estrategia de manejo de la caligidosis, reduciendo sus indicadores de uso de antiparasitarios y su impacto en áreas ecológicamente sensibles”, indica.

Sobre los desafíos que enfrenta el sector, Miranda identifica varios frentes de acción. “El Caligus sigue siendo un problema persistente en la salmonicultura, que requiere nuevas estrategias costo-efectivas para una producción sostenible con menor uso de antiparasitarios”.

Junto con ello, señala que existe una creciente necesidad de “mejorar la inmunidad y capacidad adaptativa de los peces para prevenir brotes de enfermedades y reducir el uso de antibióticos, así como resolver desafíos de calidad final en planta, especialmente los alineados con indicadores de bienestar animal”.

Actualmente, Acuanativa se encuentra en plena etapa comercial con sus dos primeros productos y proyecta ampliar su presencia tanto en el mercado nacional como internacional. “Proyectamos el lanzamiento de nuevos productos para pruebas de campo este año, abordando los principales dolores de la industria y aportando a la sostenibilidad mediante estrategias que disminuyen el uso de químicos sintéticos sin sacrificar la eficiencia productiva”, adelanta Miranda.

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El modelo de desarrollo de la empresa apuesta por combinar naturaleza y ciencia. “Nuestra promesa es ofrecer biotecnologías seguras, confiables y científicamente validadas, diseñadas para afrontar los retos de la acuicultura moderna”, concluye.

Para la ejecutiva, el camino hacia una acuicultura más resiliente implica “inspirarse en la naturaleza y apoyarse en la ciencia y la tecnología”, con el objetivo de “alimentar al mundo de manera sostenible desde la producción acuícola”.

Greenvolution

Greenvolution nació en 2016 como respuesta a una necesidad urgente dentro de la industria salmonicultora: reducir la dependencia del uso de fármacos en el control sanitario de los peces, especialmente en las etapas de agua dulce y agua de mar. Su director, Felipe Almendras, explica que la empresa surgió con una mirada crítica frente a prácticas tradicionales y recurrentes que, aunque autorizadas , presentan efectos secundarios poco abordados.

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“Partimos con la idea de buscar soluciones alternativas a los fármacos para resolver problemas que han estado presente en la industria por muchos años”, señala. Según Almendras, se trata de desafíos que persisten en las operaciones diarias, pero que no siempre reciben la visibilidad ni la innovación técnica necesarias para superarlos de forma sostenible.

“En el agua dulce, las pisciculturas suelen controlar los hongos y flavobacterias mediante baños frecuentes con productos autorizados, que en su mayoría son fármacos. Sin embargo, estos tratamientos, aunque efectivos, implican el uso intensivo de químicos. La autoridad sanitaria ya ha manifestado en varias ocasiones su interés en reducir o restringir progresivamente el uso de estos productos farmacológicos, lo que obliga a la industria a buscar alternativas más sostenibles”.

La empresa cuenta con una planta propia de mezclas de aditivos para alimentos en Puerto Varas, autorizada por el SAG, donde han desarrollado formulaciones que permiten a las pisciculturas reducir de forma dramática el uso de baños. Almendras advierte que estos baños, aunque efectivos, generan impactos negativos que van desde límites regulatorios hasta estrés fisiológico.

“Cada vez que se realiza un baño terapéutico en peces, se interrumpe el ingreso de agua al sistema durante aproximadamente una hora para permitir la acción del producto aplicado. En ese periodo, se genera una acumulación significativa de dióxido de carbono (CO₂), que no puede ser eliminado eficientemente. Esta condición provoca un fenómeno conocido como hipercapnia, es decir, un exceso de CO₂ en el organismo, que deriva en una acidosis metabólica. Cuando este tipo de baños se repite dos o tres veces por semana, como suele ocurrir en ciclos prolongados de agua dulce, los peces quedan expuestos a un estrés fisiológico crónico que afecta su bienestar, su capacidad inmunológica y su desempeño productivo”.

Frente a esto, la empresa desarrolló fórmulas con aditivos naturales para aplicación en los alimentos, que actúan desde el intestino hasta la piel, fortaleciendo la mucosa intestinal y reduciendo la necesidad de baños constantes. Esto es especialmente relevante para sistemas abiertos como jaulas en lagos o ríos, donde los baños no están permitidos.

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Greenvolution ha lanzado dos productos para agua dulce: Green H, enfocado en hongos y flavobacterias, y Green FW, dirigido a desafíos como aeromonas y otros patógenos. En 2024, estos aditivos fueron utilizados en 27 millones de peces (Coho y Atlánticos), y se espera duplicar esa cifra este año.

“El Green H tiene una muy buena aceptación en la industria, especialmente en pisciculturas que enfrentan desafíos con hongos y flavobacterias y/o tienen restriciones de uso de estos productos por baño. Hemos visto resultados consistentes en distintos contextos de cultivo, lo que demuestra su efectividad. Pensamos que, con el compromiso creciente de los clientes por adoptar prácticas más sostenibles y por mejorar el bienestar animal, habrá un interés cada vez mayor en incorporar este tipo de soluciones como parte estructural de sus manejos productivos”.

Una de las ventajas de tener una planta propia es la posibilidad de ajustar las fórmulas según los desafíos específicos de cada piscicultura. Greenvolution ha trabajado con pisciculturas de proveedores de servicios y otras propias de empresas salmoneras y analiza la respuesta de los peces, para, de ser necesario, modificar las mezclas de forma precisa de manera de lograr los resultados esperados.

“No creemos en soluciones únicas para todos los casos. Cada piscicultura presenta condiciones distintas, por lo que si el producto genérico no responde adecuadamente a un desafío específico, lo que nos ha ocurrido, tenemos la capacidad de ajustar y modificar la fórmula para desarrollar una alternativa que se adapte mejor a esa realidad productiva”.

Aunque gran parte del trabajo de Greenvolution se ha concentrado en agua dulce, la empresa también está desarrollando alternativas específicas para los desafíos sanitarios en mar. Sara Cavini. Gerente Técnico de la empresa, señala que actualmente trabajan en formulaciones destinadas a enfrentar desafíos de alto impacto como la melanosis o enfermedades bacterianas complejas, como el Tenacibaculum y el SRS

En este último caso, el desafío radica en que el patógeno tiene una fase intracelular que dificulta el alcance terapéutico de cualquier tratamiento convencional, lo que obliga a buscar soluciones más innovadoras y dirigidas. Estas líneas de desarrollo buscan ofrecer herramientas efectivas incluso en condiciones donde los tratamientos tradicionales muestran limitaciones importantes.

Ricardo Álvarez G